lunes, 1 de septiembre de 2008

Si lo dice el Cholo...

"Dan puntos por ganar; no por jugar bien" había dicho Simeone durante la semana pasada. Y, contra San Lorenzo, su equipo no ganó ni jugó bien. Otro cantar fue el de Pechos Calientes que, aún jugando mal, sumó 3 puntos en la tercera victoria en lo que va del clausura.

Los días previos a la séptima fecha estuvieron marcados por una importante e inusual respuesta del plantel a la convocatoria del DT, la ausencia de Ramón, el traspaso del mando a Pornes, algún que otro comentario sobre el historial de Pechos enfrentando a Víctimas y, lo que tal vez constituía uno de los mayores atractivos del partido, la vuelta de varios nombres importantes en el mediocampo.

Pechos jugó con su tradicional alineación en defensa, con la salvedad de que Hipólito, de buena performance, reemplazó a Ramón acompañando a Fede en la zaga central. El mediocampo volvió a tener entre sus filas al capitán, que arrancó como volante central; a Gilardi, parado unos metros más adelante; Alfeñique, como carrilero por la derecha; y al Negro P., sobre la banda izquierda. La fórmula no funcionó, aunque alcanzó para que, en una aislada conexión del 10 con el 5, este rompiera el ángulo superior derecho del arquero de Víctimas y pusiera las cosas 1 a 0, soltando un grito contenido por 6 largas semanas. Fuera de ello, el primer tiempo de PCFC no fue bueno. El equipo cometió el error de dejarse tentar demasiado por el arco rival y abusar del pelotazo en profundidad. Así, Pechos no supo aprovechar el hombre de más con que contaba y la verticalidad de su juego atentó contra la pausa y circulación de pelota que hubieran ahorrado energías a expensas de un mayor desgaste físico de un rival que de por sí se encontraba diezmado. No lo entendieron los de verde y el partido entró en un ida y vuelta frenético, que no necesariamente se tradujo en mayor riesgo para el rival, pero sí en cansancio.

Ya con el Bola en la cancha, la premisa para el complemento fue la de empezar a tenerla un poco más en el medio, pausar el ataque, controlar el ritmo y buscar espacios con tranquilidad. Básicamente, no jugar de contra contra un equipo disminuido numéricamente. Hay que decirlo, si en los primeros 45 minutos la pelota pasó desde la defensa (o desde el arco) hacia los delanteros sin escalas, en el complemento fueron los volantes quienes no supieron adueñarse del medio. Ni a Forns, ni al Bola ni al Kily se los vió cómodos en la cancha. Al Bola y al Pony, tal vez por la falta de fútbol juntos; al enganche porque, después de un buen partido con Pasame un Hígado, viene en caída libre y perdió la confianza en sí mismo. Sin embargo, el rival comenzó a sentir el cansancio y a dejar huecos que no fueron aprovechados por los de verde, que cayeron innumerables veces en fuera de juego. Finalmente, ratificando su romance con la red, Juan L. logró capitalizar las deficiencias defensivas del contrincante, anotando el 2º gol y poniendo cifras definitivas al encuentro.
La gran cantidad de público que se acercó a la cancha 4, la de los escándalos, se fue aplaudiendo sin demasiado convencimiento un espectáctulo bastante aburrido y futbolísticamente opaco. Los muchachos de Pechos se fueron conformes porque "dan puntos por ganar; no por jugar bien" y el sábado se volvió a sumar de a tres.

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